Las primeras dos semanas luego del 25/06 Bernardo Arévalo se convirtió en el centro de atención. La sorpresa de su ascenso a 2da vuelta y las acciones del MP le dieron una alta cobertura mediatica. Sin embargo, las últimas dos semanas su mensaje se ha ido diluyendo. Entre ocupar tiempo desmintiendo ataques en redes, hablando de casos judiciales y recurriendo a la nostalgia del “Viva Arévalo” de hace décadas, la representación que significó el voto a su favor se desvanece.

Sandra, por su parte, ha sido perseverante y, en medio del ruido logró aglutinar a sectores y fuerzas políticas diversas en su proyecto. Si bien es cierto, el giro hacia el discurso conservador fue más bien simbólico, los apoyos que ha recibido son reales. Y una campaña, al final es eso, una múltiple coalición de fuerzas y expresiones a rededor de un proyecto politico: líderes locales, distritales, sindicatos, empresarios y pastores vertebran ahora la candidatura de Sandra.

Por aparte, la campaña en contra de Bernardo ha calado. Principalmente, los ataques sobre el matrimonio igualitario, el aborto y la libertad de culto. Guatemala es un país transversalmente conservador en su mayoría. Además, el llamado Paro Nacional, se percibió como un fracaso, y si bien es cierto no fue convocado por Semilla, sí se le adjudica a su causa.

La política es de momentos y este parece ser el Sandra.

Sandra tiene una mejor estructura de partido y es fuerte en áreas urbano rurales y los apoyos locales y distritales se inclinan más por ella. Bernardo tiene su fortaleza en el área metropolitana y en algunas cabeceras departamentales, en especial con los jóvenes.

Lo que estamos viendo es un cambio de postura entre la clase política, la élite empresarial y las iglesias evangélicas. En las últimas 2 elecciones su consigna fue: todos contra Sandra, y Sandra sufrió dos derrotas. En esta ocasión, la situación es otra, esos mismos grupos se alinean en una nueva consigna: todos con Sandra.

Douglas González
Politólogo