El Gobierno de Guatemala, por medio del Consulado General de Guatemala en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, brinda asistencia y protección a 217 connacionales quienes fueron rescatados por las autoridades migratorias de ese país.

Los guatemaltecos forman parte de un grupo de 368 personas de diferentes nacionalidades quienes el pasado 18 de noviembre fueron hallados por agentes de la Guardia Nacional mexicana en un campamento clandestino en el municipio de Tecpatán, en Chiapas. Los migrantes habían pagado altas sumas de dinero a traficantes de personas para ser trasladados de manera irregular hacia la frontera con Estados Unidos.

Funcionarios de la Misión Consular de Guatemala asisten a los guatemaltecos asegurados para verificar que se encuentren de salud y gestionar, por medio de las autoridades mexicanas, su pronto retorno seguro a nuestro país, o en cualquier asunto de protección que requieran.

El Gobierno de Guatemala, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, reafirma su compromiso de velar por la seguridad y el bienestar de los connacionales, al tiempo que reitera un llamado a los guatemaltecos para que no se dejen sorprender por mensajes equivocados que promueven la migración irregular, ya que arriesgan su patrimonio, salud y vida por los peligros que encuentran en el trayecto, especialmente los niños, niñas, adolescentes y mujeres por ser los más vulnerables.

José Luis Linares, el integrante mayor de una familia venezolana, lloraba de frustración esta semana mientras agentes de las fuerzas de seguridad de Guatemala lo metían a un jeep militar para expulsarlo a Honduras.

El drama de Linares es el mismo que encuentran recientemente miles de venezolanos que intentan llegar vía terrestre a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida, pero que chocan con un embudo migratorio en Guatemala, el penúltimo país antes de su destino final.

«Solo queremos seguir hacia los Estados Unidos. No tenemos nada en Venezuela. No estamos haciendo ningún daño», dijo Linares, conteniendo las lágrimas, después de un intento fallido de diálogo con las autoridades guatemaltecas para que le permitieran seguir su viaje.

La escena tuvo lugar en un control migratorio sobre el río Motagua en el municipio de Puerto Barrios, en el departamento (provincia) de Izabal, unos 250 kilómetros al noreste de la capital del país y muy cerca de una de las tres fronteras que dividen Guatemala y Honduras.

José Luis, de 50 años, viajaba con cinco miembros de su familia, entre ellos un pequeño de tres años, cuando fueron sorprendidos por la Policía Nacional Civil a pocos kilómetros de la frontera de El Cinchado en Izabal.

Los miembros de la familia Linares son parte de los 5.269 venezolanos que entre septiembre y octubre fueron detenidos por policías y militares en la frontera con Honduras y posteriormente expulsados de Guatemala, según datos oficiales del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM).

Ante los retenes y puestos de control en la frontera, los caminantes no tienen otra opción que intentar escabullirse en los transportes públicos o de carga para avanzar en su camino.

Ello debido a que la opción de cruzar el río Motagua está fuera de toda posibilidad, ya que ha aumentado su caudal por las lluvias recientes en la región y no se puede cruzar o navegar de forma segura.

De esta forma, el embudo creado por Guatemala frustra los sueños de los migrantes venezolanos que pretendían llegar a Estados Unidos para comenzar una nueva vida y que se ha intensificado en cuanto a cifras de migrantes en los últimos meses.

El intenso aumento de la seguridad fronteriza en Guatemala responde al cambio de política del Gobierno de Joe Biden, quien hasta hace unas semanas permitía «libertad condicional humanitaria» a los venezolanos que arribaban a Estados Unidos.

Sin embargo, con las nuevas disposiciones divulgadas por Estados Unidos la semana pasada, los venezolanos que logran superar el embudo guatemalteco y atraviesen México serán deportados inmediatamente al ser detenidos en EE.UU.

Justamente la semana pasada también el embajador estadounidense en Guatemala, William Popp, se reunió con las autoridades migratorias locales para analizar el creciente número de migrantes venezolanos.

Durante 2022, Guatemala ha expulsado a 13.284 personas que ingresaron de forma irregular al territorio, de las cuales un 77 % son de Venezuela, de acuerdo con las autoridades migratorias.

Por su parte, el Ejército aseguró a EFE que ha enviado a las fronteras de El Florido, Agua Caliente y El Cinchado, todas colindantes con Honduras, a unos 1.200 soldados, por la cantidad creciente de venezolanos que intentan ingresar a diario, ante los rumores de nuevas caravanas de migrantes organizándose en territorio hondureño.

Precisamente el jueves pasado en El Cinchado varios camiones se desplazaban por las fronteras con policías militares armados con escudos, cascos y bastones antidisturbios.

Mientras tanto, familias completas de migrantes duermen a la intemperie en la frontera y esperan alguna opción que les permita continuar caminando.

«Llevo más de un mes viajando. Luché para cargar con mi bebé por la selva (El Darién) y ahora en Guatemala nos impiden el paso. No es justo”, reclamó Estela, una venezolana de 24 años en Izabal.

Tras ser expulsados de Guatemala, muchos venezolanos se agrupan en una estación de gasolina, sin planes y llenos de incertidumbres.

En el caso de la familia de José Luis Linares, dormirá en un piso frío también frente a una estación de gasolina, mientras los motores de camiones de transporte pesado apenas dejan descansar.

Sin dinero para regresar a su país y con un muro militar enfrente, las opciones para los venezolanos son cada vez menos en sus intentos de llegar a Estados Unidos.

«No podemos ir ni para adelante, ni para atrás», concluyó Carlos, otro joven de la nación suramericana que esperaba encontrarse con varios compatriotas en Chiapas, México, para encaminarse juntos a Estados Unidos.

Varios migrantes en su mayoría mexicanos, guatemaltecos y hondureños murieron ahogados en un tráiler en San Antonio Texas a pocos kilómetros de la frontera de Estados Unidos con México. Y para ayudar a las familias de los migrantes el gobierno de Guatemala está realizando labores para ayudar con el reconocimiento de los compatriotas.

En estos momentos se procedió a brindar una actualización del reconocimiento a través de huellas dactilares ha permitido a la Red Consular en Estados Unidos oficializar el fallecimiento de 16 guatemaltecos por el lamentable caso del camión abandonado en San Antonio, Texas, Estados Unidos, el pasado 27 de junio.
 

A este listado se debe agregar a los dos primos Pascual Melvin, Guachiac Sipac, de 13 años y Juan Wilmer, Tulul Tepaz, de 14, de Nahualá, Sololá, quienes fueron identificados por sus familiares con fotografías proporcionadas por la Red Consular. 

Pendientes de identificación por huellas dactilares están dos mujeres presuntamente de Comitancillo, de 21 y 23 años y un hombre de 20 años de Tejutla, todos de San Marcos. 

 

También como presunto guatemalteco se encuentra un menor de 17 años, de Sololá, Guatemala, a quien se le solicitará a la familia una identificación fotográfica. 

Sobre los guatemaltecos ya identificados que se encuentran hospitalizados, 4 ya fueron dados de alta y se encuentren en proceso de reunificación con sus familias, mientras que uno de 23 años se mantiene estable y dos más se encuentran en estado crítico.  

 

La Red Consular ha verificado a todos los guatemaltecos hospitalizados y en la morgue. A su vez, se avanza en los trámites para la pronta repatriación de los restos mortales de las personas de quienes se ha confirmado su nacionalidad.